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Más Teruel

Revive el Teruel Medieval

La ciudad de Teruel conserva prácticamente intacta su estructura medieval, en cuanto a su diseño de urbanismo se refiere. Iniciemos su recorrido en la plaza de la Catedral, situándonos en la puerta del Ayuntamiento. Inconfundible la silueta mudéjar de la antigua parroquia de Santa María de Mediavilla. Su torre mudéjar mezcla con gusto sencillo los elementos románicos y góticos cristianos con el ladrillo y la decoración islámica. En el interior de la catedral la joya más valorada es su techumbre de madera con unas pinturas que muestran a los personajes y los oficios del Teruel medieval.

Bajando por la calle de San Miguel tomaremos contacto con la muralla. El portal de la Traición, nombre que recibe por la historia popular sobre la entrada de las tropas castellanas en la guerra del siglo XIV entre Castilla y Aragón. En su entorno se conservan importantes tramos de muralla, uno de ellos ha sido recientemente restaurado. A la izquierda, junto al puente de la Reina, podemos ver el torreón de la Unión sobre una escarpada ladera. Si retornamos a los Arcos y continuamos por las rondas podremos contemplar partes muy significativas de la muralla.

Esta parte era la más problemática de defender por tener una orografía más plana. De planta poligonal, el torreón de la Lombardera es el más alto. A continuación, el torreón del Rincón algo escondido tras las construcciones y algo más adelante se encuentra la entrada del Tozal, lugar donde estuvo el portal de Zaragoza. Frente a este tramo se halla el Arrabal, que estuvo amurallado y en el que todavía puede verse alguna casa de traza morisca.

Siguiendo el recorrido por la ronda, el torreón de Ambeles es la fortificación más relevante y de más hermoso diseño que se conserva de la vieja muralla. De planta estrellada su construcción data de finales del siglo XV. Un poco más adelante puede verse el torreón de San Esteban. Pero volvamos sobre nuestros pasos y entremos de nuevo al interior de la ciudad a través de la plaza de Domingo Gascón.

En la calle del Tozal se inicia el eje principal que, atravesando la vieja plaza del Mercado, llegaba por la calle de El Salvador hasta el portal del Guadalaviar. Gran parte de la actividad mercantil se desarrollaba en este trazado. Como monumento más representativo de la época en este recorrido está la torre mudéjar de El Salvador que se puede visitar.

Si bajando por la plaza del Torico, tomamos a su izquierda la calle Hartzembusch podemos subir a la parte más alta de la ciudad. Al terminar las escaleras nos encontraremos con la iglesia de San Pedro. De bella factura, cuenta con un ábside de bella decoración exterior y una torre mudéjar muy representativa de la primera época de la ciudad. Adosado está el Mausoleo de los Amantes y todo ello es un conjunto que puede ser visitado. Más arriba se encuentran el barrio de la antigua judería y el lugar en el que se asentaba el viejo Alcázar.


Retornado al Ayuntamiento, punto en el que hemos comenzado el recorrido y siguiendo la calle Yagüe de Salas dejaremos a nuestra izquierda un par de conventos de clausura y la plaza de las Monjas en la que se conserva la casa en la que residía el rey cuando visitaba la ciudad. En su fachada aún se conserva el escudo real.

Algo más adelante, en la plaza del Seminario, otra joya del mudéjar como es la estilizada torre de San Martín y un poco más abajo el portal de Daroca o de la Andaquilla. En su entorno, la antigua morería. Ya extramuros, se divisa la iglesia gótica de los Franciscanos.

Neomudéjar

Cuando a comienzos del siglo XX el Modernismo cobra importancia con las nuevas construcciones que se levantan en Teruel, los arquitectos se inspirarán en gran medida en el mudéjar, el arte más genuino que durante el la Edad Media se había desarrollado en la ciudad. A este estilo arquitectónico se le conoce como Neomudéjar y de él podemos encontrar un importante catálogo en el recorrido por las calles turolenses. En 1909, el tarraconense Pablo Monguió, el arquitecto más representativo de la época, proyectó una nueva puerta para la Catedral en su fachada Sur. Esta construcción marcó el inicio de las construcciones neomudéjares en Teruel. A la utilización del ladrillo como elemento decorativo y de la cerámica vidriada, unirá una florida forja salida de los talleres de Matías Abad.

En 1921 se inauguró la Escalinata. Se trataba de una obra funcional que servía para salvar el fuerte desnivel entre la estación del ferrocarril y el centro histórico. Fue concebida para que los viajeros que llegaban a Teruel por el nuevo medio tuvieran una imagen digna de la ciudad. El Ingeniero de Caminos don José Torán de la Rad, autor del proyecto, supo mezclar con gran inspiración en esta obra la belleza de las construcciones mudéjares con elementos de forja modernista. Por su gran armonía y el adecuado uso de los elementos que la componen se la puede considerar, junto con la puerta de la Catedral, como la obra más representativa del neomudéjar turolense. En la parte superior de su recorrido hay adosado un retablo de los Amantes, altorrelieve en piedra, del escultor Aniceto Marinas. El Gobierno de Aragón la ha declarado Bien de Interés Cultural.

Raros son los edificios catalogados como modernistas que no contengan trazas neomudéjares entre sus elementos decorativos. Basta con fijarse en algunos ejemplos. El edificio de San Nicolás de Bari de 1909, en la calle Dolores Romero, ya adelanta en parte la tendencia, tal como ocurre en las antiguas escuelas del Arrabal de 1912, hoy Archivo Histórico, en la Ronda Dámaso Torán.

En la casita de la Farmacia del Hospital Provincial de 1915, en la avenida de Zaragoza, se introduce el ladrillo buscando entroncarla con el estilo más representativo de la ciudad. El balcón del torreón del Casino de 1922, en la plaza de San Juan, es un magnífico ejemplo que no pasa desapercibido. El edificio de Sanidad de 1930 en el primer ensanche que, además del ladrillo, recurre a la cerámica. Posiblemente sea la Plaza de Toros de 1935, al igual que ocurre en otras plazas de la época, un ejemplo representativo de la introducción de elementos neomudéjares en la arquitectura modernista en época más tardía.

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