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No debes perderte en nuestra ciudad
Teruel es una ciudad seductora. Fascinante museo de arte y arquitectura, espectáculo de colores y sabores, cuna de leyendas y tradiciones arraigadas, una ciudad viva y llena de sorpresas que os espera con los brazos abiertos.
"... un beso Isabel , un beso,... ¡Un beso a cambio de todo!"
Diego de Marcilla
Arquitectura Mudéjar de Teruel,
Patrimonio Mundial
Crisol de culturas
A medida que los reinos cristianos medievales avanzaban en los territorios peninsulares ocupados anteriormente por el Islam, muchos de los pobladores musulmanes permanecieron viviendo en el territorio conquistado. A estos musulmanes se les conoce por el nombre de mudéjares.
Organizados en comunidades llamadas aljamas o morerías se les permitía seguir practicando su religión, tenían cierto grado de autogobierno y solían ocuparse en gran medida en las tareas agrícolas y en el oficio de la construcción. Ellos fueron los creadores de un estilo peculiar de arquitectura que se desarrolló en los diferentes reinos de la España medieval y que se conoce con el nombre de mudéjar.
El mudéjar es una simbiosis del románico y gótico propios de Occidente y de los elementos decorativos más característicos de la arquitectura musulmana. Así, en las construcciones mudéjares podemos observar elementos como el arco de medio punto o el ojival propios de la cultura cristiana junto con el uso de las filigranas decorativas a base del ladrillo, material de construcción mudéjar por excelencia y con motivos de cerámica vidriada. Todo ello, junto con la utilización de la madera en las techumbres, son los elementos más representativos de la arquitectura musulmana. Este estilo arquitectónico, en el que lo decorativo se superpone en perfecta armonía con lo meramente constructivo, solamente se dio en la península Ibérica, que fue el lugar en el que convivieron durante varios siglos ambas culturas.
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MUdéjar, PATRIMONIO MUNDIAL por la unesco
La ciudad de Teruel es un ejemplo de los más representativos que se pueden encontrar del arte mudéjar aragonés y español. Tal es así, que el mudéjar turolense fue reconocido en 1986 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Cualquier visitante que guste de lo bello disfrutará sin duda contemplado estas maravillas.
CUATRO TORRES MUDÉJARES CORONAN LA CIUDAD
Las torres más antiguas, San Pedro y la Catedral, son de mediados del siglo XIII. De similar tamaño, su decoración es sobria en comparación con las que se levantaron posteriormente y tiene una clara influencia románica. El exterior del ábside de San Pedro posee una gran belleza y está rematado por unos pequeños y esbeltos torreones. De la Catedral, declarada Monumento Nacional desde 1931, el elemento de construcción más significativo es su techumbre de madera con unas valiosas pinturas.
Ya en el siglo XIV, se levantaron las torres de El Salvador y San Martín. A su construcción se le adjudica una hermosa y trágica leyenda de amor que cualquier turolense sabe contar. Ambas son de mayor tamaño que las anteriores y poseen una exuberante riqueza decorativa. En ellas aparecen ya con claridad los rasgos góticos.
En época renacentista, sobre el crucero de la Catedral se levantará un hermoso cimborrio mudéjar de gran esbeltez. De la misma época es la torre de la Merced en el arrabal turolense. Tal importancia tuvo para la ciudad el mudéjar que, cuando a comienzos del siglo XX surgió el modernismo, esté se inspirará en él en gran medida dando lugar a lo que se conoce como neomudéjar.
Los Amantes de Teruel
Isabel y Diego
Si hay una leyenda que identifica a Teruel en el mundo es la de los Amantes de Teruel. Antecedentes de la misma ya se encuentran en el Decamerón de Bocaccio y grandes autores como Tirso de Molina, Andrés Rey de Artieda o Juan Pérez de Montalbán escribieron en el Siglo de Oro sobre el tema. Durante el romanticismo, Juan Eugenio Hartzenbusch la tomó también como argumento para su obra más conocida y Tomás Bretón compuso la ópera de su nombre, que fue estrenada en el Teatro Real de Madrid. En la pintura destaca el cuadro de Muñoz Degraín, y en escultura la obra de Juan de Ávalos. En su recorrido por el cine, cabe destacar la película “Luna de miel” de 1958 de Michael Powell, con música de Mikis Theodorakis e interpretada por Ludmila Tcherina y el bailarín Antonio.
La historia se desarrolla en el Teruel del siglo XIII, cuando la ciudad era una plaza de frontera frente a las taifas musulmanas de Levante. Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura, enamorados desde jóvenes pretenden casarse, pero don Pedro, el padre de la novia se opone por motivos económicos. Ella es una rica heredera y él es el hijo segundón de una familia y apenas cuenta con herencia. El Marcilla consigue de la familia de la novia un plazo de cinco años para hacer fortuna y parte a la guerra, único modo de conseguirla en aquella época. Mientras, Isabel quedará esperándolo en la ciudad.
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Fue pasando el tiempo y a Teruel no llegaban noticias del joven caballero, que tras muchas batallas iba acumulando la fortuna necesaria para presentarse ante la familia de su amaba y lograr el consentimiento para la boda. Ni uno solo de los días que pasaban dejó don Diego de pensar en Isabel, ni la dama dejó de hacerlo en el caballero. Ante la falta de nuevas, el padre de la novia pensó en buscar para su hija algún ricohombre con quien casarla y puso los ojos en don Pedro de Azagra, hombre poderoso y hermano del Señor de Albarracín.
Poco antes, Juan Diego de Marcilla, que ya había conseguido suficiente riqueza en la guerra, se puso en camino para llegar a Teruel en la fecha que el plazo terminaba. Ese mismo día, las familias de Azagra y de Segura habían celebrado las nupcias de sus hijos y cuando el amante cruza con su caballo el portal de la Andaquilla tuvo noticia de la boda. Desesperado, escaló esa misma noche la casa de los recién casados y entrando en los aposentos de la novia le pidió un beso que ella, como mujer casada, le negó. Ante el dolor que el hecho le produce, don Diego cae muerto.
Al día siguiente, mientras se celebrada el funeral, doña Isabel se levantó de su asiento en la iglesia y se acercó al cuerpo. Quitando el velo que cubría el rostro del Marcilla le dio el beso que en vida le había negado. Al instante cayó muerta sobre el cuerpo de su amado. Cuando la ciudad tuvo noticia de los hechos, sus familias decidieron enterrarlos juntos. Desde entonces, la Historia los conocerá como los Amantes de Teruel.
Hoy pueden visitarse sus restos, bajo unas magníficas esculturas de Juan de Ávalos, en un mausoleo adosado a la iglesia de San Pedro. Decenas de miles de visitantes de todas partes del mundo llegan al lugar a rendirles un sentido homenaje.
El Modernismo
Un nuevo esplendor
A comienzos del siglo XX nuestro país vivió un periodo de auge económico y la ciudad de Teruel no fue una excepción. La burguesía, sobre todo mercantil, rivalizó entre sí construyendo edificios destinados a sus negocios o a sus viviendas. Un nuevo estilo de características muy definidas sería el predominante, el Modernismo.
En el Modernismo, los elementos estructurales y ornamentales se inspiran en motivos vegetales. Predominan las formas curvas. Reaparecen materiales como el ladrillo y los azulejos que habían caído en desuso. Recupera para su decoración los trabajos de forja artística. En este estilo, imaginativo y sugerente, lo decorativo y lo funcional se funden en perfecta asociación.
Pablo Monguió es el arquitecto por excelencia del modernismo turolense. Nacido en Tarragona en 1865, desarrolló una espléndida trayectoria en nuestra ciudad.
Las obras de Monguió en Teruel son numerosas. Unas están perfectamente documentadas, como la Casa Ferrán, La Madrileña o El Torico. Otras, debido a la falta de la documentación, se le atribuyen. Tal como ocurre con la Casa Escriche, la Casa Bayo o la Casita de la Farmacia. Otros trabajos de Pablo Monguió son las Escuelas del Arrabal o la iglesia del Salvador en Villaspesa. La puerta sur de la Catedral será su más bella aportación neomudéjar.
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Semana modernista
Coincidiendo con el tercer sábado de noviembre, Teruel celebra una atractiva fiesta vinculada a la época modernista que vivió la ciudad. Esta interesante recreación recupera personajes y costumbres turolenses de principios del S. XX. A lo largo de la semana se realizan diversas actividades, relacionadas con Modernismo: Ciclo de conferencias, exposiciones, paseos modernistas, bailes populares de la época, conciertos y concursos. Durante el fin de semana las actividades y representaciones se desarrollan mayoritariamente en la calle, siendo habitual encontarse con numerosas personalidades que vivieron en nuestra ciudad.
EL LEGADO ARQUITECTÓNICO DE PABLO MONGUIÓ
La Casa Ferrán debido a la estrechez de las calles carece de la perspectiva que sólo da la distancia. Se encuentra encajonada entre las angostas calles de El Salvador, el Pozo y la calle Nueva. Sin embargo, Monguió aprovechó su chaflán para mostrar hacia el exterior la belleza que encierra. Esta construcción muestra como ninguna otra la madurez del modernismo turolense.
La fachada del edificio de La Madrileña es de una estrechez tan extrema que apenas permite una sola estancia. Será en la parte superior de la fachada donde mostraría la exuberancia del modernismo en espacio tan limitado.
El edificio de Tejidos El Torico, en la actualidad se encuentra restaurado y ocupado por la Caja Rural. Su construcción a dos fachadas permitió a su autor un alto grado de expresividad, sobre todo en la que da hacia la plaza, con una decoración diferenciada en cada una de sus plantas. El ángulo que forma la doble fachada está rematado por un pequeño torreón que se puede considerar auténtica joya del modernismo turolense.
Son también de gran interés, además de los citados, una serie de edificios del primer tercio del siglo XX, unos modernistas, otros historicistas, otros neomudéjares y otros con mezcla de estas inspiraciones, pero todos ellos representativos de una época.
Dinópolis
¡Vive el mundo de los dinosaurios!
Dinópolis (Teruel) es un parque paleontológico donde el visitante vive de cerca el apasionante mundo de los dinosaurios. Para ello, este parque único en Europa, nos propone un recorrido de 4.500 millones de años a través de atracciones como los recorridos temáticos de ‘El Viaje en el Tiempo’ o ‘El Último Minuto’, del simulador virtual 4D ‘Terra Colossus’, La Paleosenda, el Cine 3D, el Sauriopark, la zona temática de ‘Tierra Magna’ en la que poder ver entre otros, a un Torvosaurus en posición de ataque, un espectacular megacarnívoro. Pero la aventura no acaba aquí, dado que en Dinópolis también se pueden disfrutar de espectáculos de animación como el ‘show del T-rex’, uno de los animatrónicos más sofisticados del mundo que recrea con asombrosa precisión a este temible dinosaurio.
Formado por un gran parque principal, Dinópolis (Teruel) y siete centros
más situados en diversas localidades de la provincia: Legendark
(Galve), Inhóspitak (Peñarroya de Tastavins), Región Ambarina (Rubielos
de Mora), Bosque Pétreo (Castellote), Mar Nummus (Albarracín), Titania
(Riodeva) y Valcaria (Ariño). A través de la visita a sus distintos
centros, los amantes de la Paleontología disfrutarán de una ruta única
en su especie en la que disfrutar de diversas exposiciones,
audiovisuales y piezas fósiles halladas en yacimientos cercanos a dichos
municipios que han resultado ser hallazgos de gran relevancia
internacional.
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Dentro de Territorio Dinópolis, existe la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis (Fundación Dinópolis), formada actualmente por siete paleontólogos y un restaurador. Nació en 1998, de la mano del Gobierno de Aragón, con el objetivo de generar y asesorar los contenidos expositivos de todos los parques que forman Territorio Dinópolis. Uno de sus planteamientos principales es investigar, conservar y difundir el patrimonio paleontológico, fundamentalmente a través de Territorio Dinópolis, aunque también mediante artículos científicos y publicaciones en las más prestigiosas revistas científicas internacionales, situando a Teruel, gracias a sus trabajos y hallazgos realizados, como uno de los territorios referentes y más importantes en la Paleontología mundial.